Arquitecturas en Borbela de Luz
La arquitectura es importante en Borbela de Luz. Pero también es prescindible. En realidad, uno tiene la sensación de que está y que no está. Las cabañas van más allá de la connotación de juego infantil de la palabra, pero respetan esa idea de construcción ligera que pasa desapercibida, camuflada entre árboles y ramas. La madera, el hierro y el vidrio reciben un tratamiento contemporáneo para configurar una imagen sencilla que esconde pequeñas sorpresas decorativas, minuciosamente estudiadas, para que dormir, sentarse en un sofá, comer o vivir la terraza sean experiencias confortables de inmersión en la naturaleza. Cada corte en la estructura, cada punto de luz artificial, cada ventana… han sido estudiados para proporcionar las mejores sensaciones.
Esta arquitectura contemporánea nace al amparo de una edificación tradicional que da origen y nombre al proyecto: el Muíño da Borbela. También conocido como Muíño da Xorda (Molino de la Sorda), esta pequeña edificación protoindustrial aprovechó durante años el desvío de las aguas del río Grañal para abastecer de harina a las aldeas vecinas. La piedra se combina aquí con madera y con hierro para componer una estructura que se repite en todos los molinos de agua. La oscuridad interior, con sus pequeños ventanucos, contrasta con la luminosidad de las
cabañas contemporáneas, pero el movimiento del agua por el canal es el mismo que marca el ritmo sonoro en uno y otro espacio arquitectónico.
La tercera pata del trípode arquitectónico de Borbela de Luz tiene vida. Es el bosque, con su arquitectura arbórea: ejemplares nuevos junto a otros que se inclinan mortalmente sobre el arroyo, sombras cerradas junto a pequeños claros y pendientes… Todo cerniéndose sobre unas cabañas cuya piel de madera, en cambiante gradación cromática, aspira a convertirse en un habitante más del espacio.
